domingo, 27 de septiembre de 2009

Y, ahí empezó...

Mi mujer se sentó a mi lado en el sofá mientras yo pasaba de canal en canal. Ella preguntó: "¿Qué hay en la tele? "Yo respondí: "Polvo".
Y, ahí empezó...
Cuando llegué a casa, ayer por la noche, mi mujer exigió que la llevase a un sitio caro.
Entonces la llevé a una gasolinera. Y, ahí empezó....
Mi mujer y yo estábamos sentados en una mesa en una reunión del Liceo y me estaba fijando en una chica borracha que balanceaba su copa mientras estaba sola en una mesa próxima. Mi mujer preguntó: "¿La conoces?" "Sí," dije yo. "Ella es una antigua novia mía... Sé que empezó a beber después de separarnos, hace ya bastantes años y, por lo
que sé, nunca más ha vuelto a estar sobria.
"¡Dios mío!", dijo mi mujer, "nunca pensé que alguien pudiese celebrar algo durante tanto tiempo?"
Y, ahí empezó....
Después de jubilarme, fui hasta la Seguridad Social para poder recibir la carta de jubilación. La mujer que me atendió solicitó mi carné de identidad para verificar mi edad. Busqué por todos lo bolsillos y me di cuenta que lo había dejado olvidado en casa.
La funcionaria dijo que lo lamentaba pero que tendría que ir a buscarlo a casa y volver más tarde. En esto, me dijo: "Desabotone la camisa"
Entonces desabotoné la camisa, dejando expuestos mis cabellos crespos y plateados.
Ella me dijo: "Este cabello plateado en su pecho es prueba suficiente para mi".
Y procesó mi jubilación. Cuando llegué a casa, conté a mi mujer, entusiasmado, lo que ocurrió. Ella me dijo: "¡Vaya! ¿y porqué no te bajaste los pantalones?
Podrías haber conseguido una invalidez permanente también...
"Y, ahí empezó....
La mujer está desnuda, mirándose en el espejo de la habitación. No está feliz con lo que ve y dice al marido: "Me siento horrible; parezco vieja, gorda y fea". Realmente preciso de un elogio tuyo. El marido responde: "Tu vista está cerca de la perfección".
Y, ahí empezó....
Llevé a mi mujer al restaurante. El camarero anotó primero mi pedido: "Quiero chuletón poco hecho, por favor." El camarero pregunta: "¿El Señor no se preocupa por la vaca loca?" "No, ella misma puede hacer su pedido." -respondí.
Y, ahí empezó...

No hay comentarios: